PATOLOGÍA DEL TRACTO GENITAL INFERIOR

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TRATAMIENTO

También llamada prueba de Papanicolau consiste en un raspado de las células del epitelio del cuello del útero y vagina. Posteriormente se conservan y preparan para su estudio microscópico. Es un test fundamental en la prevención del cáncer cérvico-uterino porque también detecta células PRE-CANCEROSAS, es decir, permite un diagnóstico precoz y por tanto un tratamiento más sencillo y fácil en esa fase de la enfermedad.

Es una exploración de imagen que se realiza con un colposcopio, siendo éste un microscopio binocular de baja resolución y con iluminación especial que permite ver de forma ampliada la superficie del cuello de útero a través de la vagina. De esta manera, podremos diagnosticar las neoplasias cervicales. Se necesitan unos líquidos colorantes (acético, lugol) que tiñen la superficie sospechosa de lesión cancerosa y además nos permite la obtención de tejido para realizar una biopsia en caso de que fuera necesario. Es importante resaltar que es indolora.

Es un procedimiento diagnóstico que consiste en la extracción de una muestra del tejido sospechoso y examinarlo al microscopio. Esta prueba es realizada por los patólogos que son expertos en el estudio de tejidos.

PCR DIAGNÓSTICO DE HPV - PCR significa “reacción en cadena de la polimerasa”.

Es una técnica molecular muy sensible y específica que es capaz de detectar pequeñísimas cantidades del ADN del virus. Mediante esta técnica sabremos, en caso de tener una infección por HPV, si el serotipo en cuestión es de alto o bajo riesgo a la hora de producir lesiones premalignas, ya que todos no producen cáncer. Es además una forma de diagnóstico muy precoz ya que detectaremos la presencia de una infección por HPV de alto riesgo, antes de que aparezca el cáncer.

Ofrecemos la posibilidad de tratamiento de dichas lesiones premalignas tanto de forma ambulatoria como en quirófano.

La Crioterapia cervical es un procedimiento ambulatorio que destruye las células anormales del cuello uterino mediante la aplicación local de frío (congelación del tejido). En la mayoría de los casos solo se requiere una sesión.
La Conización cervical es un procedimiento quirúrgico mediante el cual, se extirpa una parte del cuello en forma de cono. El objetivo de dicho tratamiento es doble; por un lado obtenemos el diagnóstico definitivo ya que se analiza el tejido, y por otro estamos extirpando la lesión precancerosa o premaligna.

PATOLOGÍA DEL TRACTO GENITAL INFERIOR

Incluye todas las lesiones precancerosas o premalignas que afectan a los genitales externos: vulva, vagina, cuello del útero y área del periné. Nuestra función es la prevención, el diagnóstico lo más precoz posible y el tratamiento de estas lesiones.

Es muy importante en el caso de esta patología informar sobre el HPV o virus del Papiloma Humano o Papilomavirus porque es responsable de la aparición del Cáncer de Cuello y es una de las infecciones por transmisión sexual más frecuentes en los países desarrollados, pero curable si se coge a tiempo.

Existen muchos tipos (más de 100), pero que se transmitan por contacto sexual son unos 30 ó 40. Algunos sólo producen verrugas en el área anogenital pero otros, denominados de “alto riesgo”, producirán las temidas lesiones premalignas que pueden acabar siendo cánceres invasivos. Aunque lo normal es que la mayoría de los casos de contagio sean infecciones de poca importancia y desaparezcan entre uno y dos años, en un 5 -10% existe riesgo de desarrollar dichas lesiones que hay que tratar con rapidez.

El mayor avance en este campo como método de PREVENCIÓN es la reciente aparición de LAS VACUNAS frente a algunos de los serotipos más importantes implicados en el cáncer de cuello de útero. Las vacunas previenen pero NO curan las lesiones ya existentes.

La vacunación contra dichos VPH ofrece la posibilidad de reducir en 2/3 partes el numero de muertes por cáncer de cuello uterino y prevenir el cáncer de ano en hombres y mujeres así como verrugas genitales.

Estas vacunas están diseñadas para ser administradas en tres dosis durante 6 meses y se ha demostrado que la protección dura hasta 8 años. Son recomendadas ya desde la adolescencia.